Cuando eres freelance, lo más habitual es tener varios clientes. También es muy habitual tener momentos donde dos o más proyectos distintos coinciden en el tiempo. Esto sumado a que también te puedes encontrar con plazos de entrega bastante justos.
Todo ello hace que pueda ser la receta perfecta para el caos… Y es aquí donde la organización ha de reinar en todo momento. Principalmente para poder llegar a todas las entregas, con tiempos suficientes para las pruebas y correcciones (si las hubiera). Y todo ello, sin perder la calidad. Hacer las cosas primando la calidad, y el trabajo bien hecho.
El cliente muchas veces da por sentado, que la calidad va a premiar. Aunque lamentablemente, en muchas ocasiones el cliente no dispone de los conocimientos mínimos, de programación. Y acaba recibiendo un trabajo desastroso. Personalmente he trabajado en empresas donde por parte de los trabajadores y/o empresarios, solo se primaba el entregar la tarea, con la calidad justa visible para el cliente, pero un verdadero desastre de código...
Esto más tarde o más temprano, el cliente acaba dándose cuenta… el cliente no acaba para nada satisfecho, y obviamente, el freelance o empresa de desarrollo, acaba perdiendo el cliente. Y siendo realistas, uno cuando trabaja en este tipo de condiciones, donde no se premia la calidad, tampoco se siente satisfecho de aquello que ha entregado… Te sientes que estas engañando al cliente (experiencia propia en alguna empresa donde he trabajado como empleado, y el jefe priorizaba el dinero por delante de la calidad).
La importancia del trabajo bien realizado
Una de las “máximas” que aplico en mi día a día, es el trabajo bien realizado, o lo mejor posible. Es decir, hacer la faena, como si fuera a ser para mí mismo. Esta claro que conozco muchos atajos, para poder hacer la faena de forma rápida, pero dejando de lado la calidad. Pero no va conmigo el hacer las cosas de cualquier manera. Prefiero dedicar a cada tarea, el tiempo que esta requiere, incluso a veces, sí es viable y factible a nivel de tiempo, dar un par de puntos más de calidad.
¿Resultado? Unos proyectos entregados a buen nivel de calidad. El cliente ve que aquello que había solicitado, es lo que se le entrega, incluso con algún añadido adicional. La programación funciona perfectamente, sin necesidad de solicitar correcciones, o si las necesita, estas son mínimas. Y el cliente obviamente, acaba repitiendo, porque al final lo que el cliente quiere, es un trabajo de calidad, y no de cualquier manera. Ya que tiene la percepción de que se ha trabajado para aportarle aquello que había solicitado, y no algo justo, solo para poder cobrar la factura...
A parte de la repercusión del trabajo bien hecho. A uno mismo, le genera una gran satisfacción. Te sientes plenamente realizado, e independientemente de que vayas a recibir un dinero a cambio de tu trabajo… Te quedas satisfecho de la faena que has realizado, sabes que has hecho un buen trabajo, y que al cliente le has entregado un trabajo de calidad.
Y honestamente, esta satisfacción del trabajo bien realizado, es la que me empuja cada día a seguir haciendo mi trabajo lo mejor posible.
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Mario Antonio Pena Zapatería
Fecha: 19/04/2019