Desde el momento que suena el despertador, y el día comienza, tenemos que lidiar con situaciones o tareas que nos cuesta afrontarlas. Empezando por levantarte nada más suene el despertador, sin posponer el levantarte unos minutos más (varias veces).
Reconozco que también me cuesta realizar los estiramientos de espalda cada mañana, me cuesta ponerme a hacer la técnica de respiración Wim Hof, me cuesta ponerme a meditar, me cuesta meterme en la ducha de agua fría… Si has adivinado bien, a pesar de que me encanta mi trabajo, también me cuesta ponerme a trabajar, también me cuesta escribir un post cada día, y también me cuesta salir a correr…
Por no hablar de las tareas del hogar, tampoco me resulta apetecible hacerlas…
Como hacer las tareas que cuestan hacer
La mejor manera de hacer las tareas que cuestan hacer, es haciéndolas. Si, ya se que te da mucha pereza, que no te apetece… Pero la clave es empezar, que realmente es lo que más pereza nos da. Y una vez empezamos (sin pensar en la pereza que nos da), y pasan 5 - 10 minutos, ya no te da tanta pereza. Porque una vez dejas de pensar en que no te apetece hacer dicha tarea, y empiezas a hacerla, la pereza o al menos gran parte de ella, desaparece por completo.
Hace un tiempo leí o escuche de alguien, una frase que ayuda a comprender mucho más esto. No recuerdo la frase entera, pero era que el empezar a hacer las tareas que nos cuesta hacer, es similar al vuelo de un avión, que al principio para despegar necesita un gran esfuerzo, un gran consumo de combustible para poder levantarse de tierra y coger la altitud necesaria. Es decir esta claro, que no por el simple hecho de empezar a hacer las tareas, ya luego no nos va a costar ningún esfuerzo, claro que si, pero no un esfuerzo tan grande, como el que implica el empezar a hacer aquello que tenemos que hacer.
Photo credit:
Miika Silfverberg
Fecha: 24/04/2019